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Lila

Era lunes y detrás de las maderas del taller se podían escuchar maullidos, cortos, asustados y desesperados.

La gata había vuelto a parir, y un bebé se había caído del techo.

Era horrible, como un alien, con las orejas gigantes, los ojos verdes y pelos desordenados, infestado de pulgas.

Le pusieron en una caja de cartón y mas tarde le llevaron a la veterinaria donde demostró por primera vez su temperamento feral.

Pasaron los meses y tomó su forma verdadera, delgada y de pelaje brillante como un broche de carey.

Sus ojos enormes color caramelo, el patrón de rayas que le cubría la cabeza y el lomo y la punta de la cola totalmente negra.

Le llamaron Lila, en honor a una tía abuela lejana de la familia, que portaba la misma elegancia al erguirse. Era un animal exquisito.

Los poderes sobrenaturales de la felina no se hicieron esperar para manifestarse, era el familiar* de una de la brujas más poderosas de la familia.

Podía ver colores alrededor de las personas, oler sus pensamientos, hablar con los fantasmas, y también era intuitiva y leía la mente de su dueña siempre.

Cuando se cambiaron a la casa de la esquina de cuatro pisos, maullaba frente a los portales a el mundo espiritual, convenientemente ubicados en dos de los tres armarios del último piso.

 

El super poder más bonito que tenía era el de cambiar su tamaño, todas las mañanas se recostaba junto a su bruja, y se abrazaban.

Si alguien alguna vez las vio, a estas horas de la mañana, no eran una mujer abrazando a su gata, sino una tigresa cuidando de una humana.

 

 

 

*Familiar: En la brujería y en las creencias esotéricas, el término “familiar” se utiliza para describir a un espíritu o entidad que se asocia con un practicante de la brujería, a menudo en forma de un animal o ser espiritual. Estos familiares se cree que ayudan al brujo o bruja en sus prácticas mágicas y rituales.

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